miércoles, enero 31, 2018

PUIGDEMONT ¿QUÉ OPINAN EN LUXEMBURGO?

Jean-Claude Juncker, actual presidente de la Comisión Europea y figura política del mayor relieve en la actualidad del Gran Ducado de Luxemburgo: chivo expiatorio privilegiado de separatistas catalanes que vocearon eslóganes y consignas en contra suya en su reciente manifestación en Bruselas. Por decir –en público- verdades del barquero, como por ejemplo el que el independentismo no goza de unanimidad de manera ninguna dentro de Cataluña y concita en cambio la unanimidad en su contra (entre españoles) fuera de ella. ¿Pura posición personal e individual, o eco fiel más bien de una memoria más antigua que la de Puigdemont, la del Luxemburgo hispánico (y de la "Spanish Road)?
Señoras y señores, va de Luxemburgo o más exactamente -para no prestar a confusión entre españoles-, del Gran Ducado de Luxemburgo, a no confundir pues con la provincia belga del mismo nombre, que formó parte indisoluble del todo común, tiempo a través durante siglos y milenios, hasta la ruptura de la unidad o separación que trajo la independencia de Bélgica y la insurrección (semi fallida) anti-holandesa que precedería a aquella. “En Las Ardenas –y por ahí quería él dar sin duda a entender tierras del actual Gran Ducado- fueron enterradas las ultimas alabardas" (de nuestro Imperio) escribió –en unas líneas inspiradas- el falangista Eugenio Montes, en su memorable articulo "La Vuelta del Duque de Alba” Y con aquella -se nos antoja a algunos- quedaron enterrados –e irresueltos- también en la memoria colectiva hondos secretos y enigmas de nuestra historia reciente que la reciente actualidad vuelve en extremo cadentes y de extrema urgencia el descifrar o desvelar, y es en clave de la crisis en Cataluña, que se está tornando incandescente al hilo de la últimas noticias, de la acampada delante del “Parlament” de manifestantes separatistas, mientras escribo estas líneas.

domingo, enero 28, 2018

Crin de Fuego

Creía yo en la Amistad
De noche como de día
¡Pura y desinteresada
Como en todo lo que creí en mi vida!

¿Y qué, Juan? Tras la desilusión
Y semi ahogado entre brumas
¿Sigues creyendo en brujas, duendes,
Y en cuentos de hadas todavía?

¿O cuando conociste a ella
Dejaste de creer (en pamplinas)?
Digamos que no fue así, ¡oh no!
que la amistad, mas pura es, que más ayuda

a guardar el corazón firme
y abiertas sus válvulas defensivas,
y ese amor (grande) por ti
que desde entonces me cobija

Fui distinto por eso, sí,
Porque creí en el Amor
y en la Amistad (más) pura
sí (y con mayúsculas)

Aunque sólo oso asumirlo ahora
¡Atardecer de mis días!
Y es que hasta hoy no la vi
¡Soledad, (agri) dulce compañía!

Y por eso, princesa, yo te amé
Porque yo era algo impar
Y aunque ello me costase
Al final -¡ay dolor!- lo asumía

Y por eso te supe amar a ti
Y a tu prosa –¿sosa, insulsa?-
A cambio de tu dulce encanto
¡Que alumbró en mi tanta poesía!

Y desde entonces, vivo en las nubes,
que es todo un estilo de vida
O una manera (alta) de vivir,
¡La más noble, la más linda!

Vivo en las nubes por ti amor, sí,
Cabalgando en un Pegaso
-como cantó aquel poeta (infeliz)-
de luz (belleza) y armonía

¡Caballo de fuego y alas
el de mi amor por ti, diosa (y niña)!
Que me llevó amor muy lejos
Hasta perdérseme de vista

Hasta este desierto de tártaros
En el que me encuentro ahora amor
De pie firme (en torre de marfil
o en un pozo de amargura)

Hasta que te vea aparecer
Sola, perdida en el llano,
O surjas cual (bello) fantasma
En lo hondo de la noche oscura

¡Crin de fuego! lo que hiciste de mí
O hiciste que volviera a ser
Sin cesar –tras de ti-, como aquel
cara al miedo…¡y tras la Vencida!

(¡Qué espejo/fiel el filme aquél!
¡Y qué mujer tú! ¡de película!)

JORGE VERSTRYNGE ¿ESPAÑOL O BELGA?

Verstrynge. Jorge el Belga. Ahora va de republicano Y trata a Franco de enano asesino y asqueroso (sic) –quién te ve y quién te vio- buscando sin duda congraciarse así con la opinión publica belga que ve –ahora- a aquel (mayoritariamente) así. Ese camaleonismo es tal vez muy propio de por cima de los Pirineos, pero en España no se entiende, lo que explica (en parte al menos) el fracaso de su trayectoria política, y también su encuentro de ahora –a petición propia, con olor a deslealtad y a (alta) traición- con el “president” Pugdemont, mera secuela de aquella. Verstrynge, belga de nacimiento, francófono por educación y en cambio, por su apellido (poco frecuente), flamenco –procedente de una zona (atipica) geográfica pegada nota bene a un enclave holandés (Sluis, en español La Esclusa), de este lado del Escalda, y de la frontera lingùistica Norte-Sur (flamenco francofona) en Bélgica, lo que era un poco la regla (de flamencos afrancesados de Bruselas o de otras extracciones urbanas en Bélgica) en el partido REX de Leon Degrelle al que su padre (biológico) perteneció. Jorge Verstrynge ¿belga o español? En otros términos ¿memoria histórica hispana la suya, o flamenco/holandesa (o catalano/holandesa)?

Jorge el Belga. Así llamábamos entonces –a finales de los sesenta- a Jorge Verstrynge y así le llamamos todavía entre los que entonces le conocimos y le tratamos como amigos. Como amigos y camaradas. Y el que pusiéramos por delante (hasta hoy) – a pesar de esa amistad y de esa camaradería (sinceras, doy fe de ello y sin la menor reserva)- sus orígenes extranjeros, se puede interpretar de muchas maneras. Como un reflejo de todo el prestigio más o menos vergonzante que todo lo europeo –léase, de por cima de los Pirineos- irradia de antiguo -yo diría que de siempre- entre españoles, o por el contrario, como un síntoma inconfundible de extranjería que en alguien como el susodicho recién llegado entonces a España como quien dice, de madre española –andaluza, malagueña para más detalle-, y a pesar de su firme propósito y de sus logros innegables en materia de integración, traducía a no dudar un conflicto irresuelto de memorias. Y aunque yo me inclino por la primera de las hipótesis -al menos en lo que a mí respecta (a mí y a los más cercanos a mí, allegados o amigos, y camaradas)- no puedo por menos de rendirme a la evidencia que esa extranjería de Verstrynge, ese sello/belga ( de “belgitude”) que en él se traslucía -en su acento al hablar como en su fisonomía- se pone (clamorosamente) de manifiesto ahora. En una tierra y por culpa (si así se puede decir) de unas raíces que encarnan o protagonizan como ninguna otra (u otras) ese conflicto de memorias. ¿ Jorge Verstrynge
, Español o Belga?


domingo, enero 21, 2018

Blanca y Crema

Como en una nube vaporosa
O en un vaho de aire (y de tul)
Se deja cedo embargar mi alma
En la noche bruja (“cool”, “cool”, “cool”)
(Por ti mi amor, sólo por ti)

¿Qué fumas, qué tomas tú, Juan
al ponerte tú a hacer versos?
Me preguntan (sin malicia) algunos
Viéndome tan ardiente (y poseso)

No tomo nada, te lo juro,
Sólo me insuflo de ganas
de darte yo algo -¿el qué?- a ti
¡Ni sospechas, flor de alhelí!

Más auténtico que este poema
Que esa rima, que estos versos
Más fuerte que un mágico elixir.
Y sólo lo que te prometí

En presencia de testigos
(Y de tu perro mastín)
Y se pusieron en danza,
todos los duendes ¡ay de mí!

Y me puse a danzar con ellos
¡Piensen lo que piensen de mi!
Los que siquiera ni me conocen
Ni tomaron tiempo de venir

A oír de sus propios oídos
Todo lo que oyeron de mi
Y prestaron sus (sucios) oídos
A esos ruidos y rumores (mil)

¡Que piensen de mi lo que quieran!
Con tal que te creas tú
mi verdad blanca y translúcida
Como tú, piel (bella) de marfil

Blanca como la cera, blanca
y crema, la de tus labios
Y negra de tu pelo y de tu ojos
Y de tus tacones (fuertes) (Como aquella, sí)

sábado, enero 20, 2018

SALVADOR BORREGO (OBITUARIO "INCORRECTO")

Best-seller en la América (ex) hispana. Medio millón de ejemplares, cuando va ya por la sexagésima edición. Crónica periodística de actualidad –y semi-secreta- de aquel gran conflicto y exponente de una visión americana (e hispana) –desde fuera (“du dehors”)- de la Segunda Guerra Mundial que fue eso sólo a medias: en la que se dejó de lado –(“pour compte”) -de testigos mudos, en primera mano y de primera fila- a todo aquel subcontinente americano. Lo que explica (sobradamente) su gran éxito de ventas. Acompañado de lo pertinente de sus planteamientos anti-globalización, tan (rabiosamente) actuales. Para desconcierto y desasosiego de los garantes –y censores- de lo políticamente e históricamente correcto. Y con el que no hay que estar (obligatoriamente) de acuerdo en todos los puntos y planteamientos de antemano
La noticia sin falta aunque con cierto retraso nos llega por la Red, del fallecimiento –a la edad feliz de (más) de ciento dos años- de Salvador Borrego, todo un hombre y además, una bandera o un estandarte, o si se prefiere un estandarte de nombre. El célebre historiador revisionista mejicano y periodista veterano al tiempo –antiguo corresponsal (años cuarenta) del diario Excelsior, de Ciudad de Méjico, el más importante e influyente de la prensa mejicana- nos deja además de su nombre (y de su estampa) una obra escrita inseparablemente asociada a aquél como legado, “Derrota Mundial”, uno de los grandes best-sellers -un millón de ejemplares cuando va ya por la sexagésima edición- de la América (ex) hispana en la posguerra. Crónica (palpitante) de actualidad más que libro de historia. Una crónica de actualidad de cerca y de primera mano –en la condición de periodista y reportero estrella (en política extranjera) de su autor. No la leí, me curo en salud de inmediato, aunque ahora me propongo hacerlo de urgencia y a toda prisa y dar cuenta por cierto a mis lectores, lo prometo

domingo, enero 14, 2018

Sol de Mujer

Y ¡zas! sin que la viera venir,
¡Dios qué nostalgia, qué obsesión!

Buscándola como un poseso
Por la calle, por el bosque
Por los huecos de la pared (“jours”)
de las fachadas (de arte del Japón)

Huérfanos de la Luz (la del Sol)
Que alumbraría nuestra infancia
Y me acompañó fielmente 
e hizo al final lo que soy (Yo)

La luz más si cabe que el calor:
que es eso  el surrealismo,
explosión de luz (¡qué canto al valor!)
de los astros, y lámparas, del Sol

De esa luz de amanecer (Mare Nostrum)
¡Oh Luz de Civilización!
Sol y sombra se-pa-ra-dos
como en De Chiricco (él me lo enseñó)

¡Luz Solar Mediterránea!
¡Salve a ti, Eterno Resplandor!
Que la sombra de la Historia
me tapaba en mis vistas y en mi razón


¡Mediterráneo eterno! Luz solar
de ideas, fiebre de la imaginación
Déjame que te llame así , mujer
Que te “rebautice” (Mar-y-Sol)


De esa luz que emiten tus ojos
Que despiden fogonazos (¡ay dolor¡)
Era tu luz/de/sol mi compañía
¡Y eso es lo que me falta, amor!

De ahí ese desasosiego, esa desazón
¡Mírame mujer no más que eso!
De perfil o de frente (igual)
¡Como si me expusiera al sol!

Salve a ti Mari/Sol, Mari/Luz
(Gran Auxilio en la Depresión)

jueves, enero 11, 2018

CATHERINE DENEUVE Y EL (SACROSANTO) DERECHO AL LIGUE (EN PELIGRO)


La libertad –o el derecho- de importunar (sic), en los hombres. La frase por la que ha venido el escándalo o por la que se hn puesto a bailar todos los duendes, como dicen por estas tierras de Flandes. Y la ha soltado, no un don/nadier ni una/cualquiera, sino nada menos que Catherine Deneuve, la Dame –o gran señora- del cine francés de las últimas décadas. Indiscutible y fuera de toda sospecha, de cara a cierto feminismo febril, histérico y militante. “Me estas importunando” la frase, en francés (“tu m’importunes”) proferida en tono inocente, y mirada no menos maliciosa igualmente y con todo el encanto (o glamour) posible e imaginable (se diría que la estoy viendo) es capaz por sí sola en verdad, de desatar hoy por hoy -sin mas alegaciones y sin-prue-bas de ninguna clase- todas las hispanofobias, de las leyendas más negras y de los guerracivilismos mas recalcitrantes. ¿Gajes apenas del destino? ¿De llevar (ay dolor!) el nombre de Juan –y el tratamiento nota bene de Don Juan (y el apellido de Fernández)- aquí en Bélgica?

Una actriz francesa, Catherine Deneuve, pero no una actriz cualquiera, o como otra cualquiera, sino una señora, la “dame” del cine francés sin discusión alguna en la actualidad, y lo dice alguien a quien ese estrellato le dejó siempre más bien frío o indiferente, razón de más, de fuerza moral en este partir lanzas en favor de esta gran señora del cine francés puesta en la picota –en las redes sociales- las hora que corren por el manifiesto –en forma de “tribuna”- en la que han proclamado y defendido -ella y un plantel de celebridades femeninas con ella-, un montón de verdades del más puro sentido común. Que una cosa es el delito, otra la inoportunidad –o lo importuno, o la impertinencia- y otra la seducción o el flirteo o en román paladino, el ligue (ibérico) Que el piropo –mot galant- y la galantería no son acoso, ni a fuer de torpe e insistente no siquiera, etcétera, etcétera.

Una serie interminable de verdades del barquero como digo, que en este blog en español pasan sin el menor problema pero que intentando poner en clave francesa, quiero decir traduciéndolo en la versión francesa de este blog, a no dudar que me plantea problemas irresolubles, semánticos par comenzar. Como los plantean por ejemplo los términos franceses de “drague”, o “avances” que los medios españoles con ocasión de esa polémica están traduciendo ahora por cortejar, por galanteo, o por flirteo, o por seducción, lo que se me reconocerá traduce una gran ambivalencia y deja una amplio margen a la interpretación y por ende a las posibilidades de la acusación o de la parte acusadora, en crudo de poder colgar con éxito a alguien el sambenito (de infamia) de acosador, con toda las consecuencias. Y no es puro azar el que la polemice haya estallado en Francia la cuna histórica de los trovadores, del amor galante –l’amour courtois-, como no lo es tampoco el que parezca –y no solo simple apariencia- el hallarse en el centro del torbellino o en el ojo del ciclón alguien –el autor de este blog- español residente en Bélgica, y que para mas inri lleva por nombre el de Juan, o de Don Juan (y de apellido, el de Fernández)
Arturo Fernández, otro de los iconos –en varón, cinematográfico- de esa España feliz de los sesenta (y hasta de los cincuenta) que con frecuencia evoco en estas páginas: Un nombre que reaparece ahora una y otra vez como por casualidad o sin querer en los comentarios en la red y en las redes sociales que ha desatado esta polémica. Como un prototipo sin duda de la seducción varonil y donjuanesca sin agresiones ni acosos, ni insistencias ni importunos de ningún tipo, ni torpezas. Español cien por cien, y asturiano para más señas, como la mayoría de esos emigrante/españoles en Bélgica, emigrantes y guerracivilistas, que harían mejor en ir de don/Juanes –como él- por estas tierras y no de subalternos/modelo (de segunda además, que nunca de primera) acusando y recriminando –para así hacerse mejor perdonar sus orígenes- a sus propios compatriotas
Y así todo queda dicho. No quiero no obstante dar la impresión de querer arrimar el ascua a mi sardina al calor de la polémica en curso, las cosa de palacio van despacio, y las de la justicia (administrativa) belga a la que tengo encomendado este contencioso parece que mucho mas aún. No tengo nada que ocultar, es todo lo que aquí pretendo dejar a entender, sin con eso pretender culpa o acusar (en contrapartida) a nadie, y más en concreto a nadie del sexo opuesto ahora que todo este asunto en el que me veo envuelto coincide a su vez -¿simple casualidad?- con un resurgir o un encenderse –funesto, fantasmagórico espectral- de la guerra de los sexos. En la que ni quiero ni puedo tomar partido, lo siento. Me baste el afirmarme a mi mimo, en lo que soy, un hombre quiero decir del sexo varón, poeta en lo más hondo del corazón, y que como me halagó un lector portugués de mi blog “sabe amar as mulheres”, lo que exige una doble interpretación, a saber, que me gustan las mujeres -¿y a guién no?-, y que sé amarlas también, y eso, mi halagador (desinteresado, que sólo me conoce por mi blog), por algo lo dirá. Y sobre todo, un hombre con sentido común, que sabe aún distinguir galanteo o piropo del acoso o de la violación (¡ay dolor!)Verdades de Perogrullo que si se oyen o se leen procedentes de una voz o pluma femenina –“in casu” de una célebre actriz francesa (un respeto)- parece que suenan (y pasan) mucho mejor. La palabra pues a ella, o a ellas que lo dicen (mucho) mejor que yo: estamos hoy suficientemente al día como para poder admitir que la pulsión sexual es por definición ofensiva y salvaje, pero somos también clarividentes lo bastante como para no confundir el torpe galanteo –ligue, “drague” en francés- y la agresión sexual. O como cabe de inmediato glosar, el ma-chi-smo (¿español por propia definición?)

lunes, enero 08, 2018

FRANCE GALL, RUBIA Y FRANCESA

France Gall, “poupée de cire, poupée de son » encarna -y entierra con ella al morir también (mejor que Johny Hallyday)-, la España feliz de los sesenta –anclada fija en el cielo de mi memoria- de aquella España casi milagrosa que surgía como el ave fénix de entre las cenizas, que reía –entre sonrisa y melancolía- y de la que después enseñaron a los más jóvenes que no sabía más que llorar. De donde el mito o icono indiscutible de toda una generación, y el mío en particular. El mito de mujer, en un adolescente en fase de pubertad, eso fue para mí la ganadora de Eurovisión (1965), France Gall. Por rubia y por francesa. Y es que su muerte me revela a mi mismo algo que pocos hoy –tal y como se está poniendo el patio además (…)- se atreverían a confesar. Me gustan las rubias. Así es, así fue y sin duda así será. Y que me perdonen los garantes (y censores) de lo correcto en los planos político, histórico…y sexual (y racial)
France Gall, “poupée de cire, poupée de son”, una frase –en francés- que la inmortalizó sin duda porque era fácil de pronunciar en español. Porque France Galle, cantante francesa –“la cantante (chanteuse) nacional” como le oí un vez a un francés referirse a ella-, fue demás y yo diría sobre todo, en la música yé-yé, un icono –como la ensalzan ahora los medios- de España y del publico español, sobre todo el de mi generación.

Por francesa y yo diría por partida doble, por rubia y por francesa. Y es que era una añoranza innegable la que venía a destapar la cantante ahora fallecida, de lo rubio entre españoles, sobre todo entre varones aunque entre féminas también, que ilustra -entre muchos otros- ese fenómeno de sociedad “typical spanish” de las rubias/del/frasco, que no vino más que a realzar o revindicar lo rubio –en mujer- en su autenticidad, o para dejarnos de eufemismos en su auténtica…pureza.

¿Eran “del frasco” las rubias iconográficas de toda una generación, de todo un país, de aquella España feliz de los sesenta, France Gall, Françoise Hardy, Sylvie Vartan? Las dudas se admiten pero aunque lo fueran, eran rubias “por dentro” y era lo que contaba entonces sobre todo para españoles, de la misma generación que la suya. Y lo eran por francesas, o rubio/francesas.

sábado, enero 06, 2018

Flor de Azul

Una flor de cansancio azul
un poema amor sólo para ti
De ese cansancio oscuro y sutil
que no vemos (¡pobres!) ni palpamos
Y tan sólo sentimos ¡tan lejos aún de Abril!

Flor de cansancio y desengaño
De crisantemo azul, de insomnio azul/añil
Y una llama (azul) ardiente
De alma de artista (de poeta)
La que te ofrezco yo a ti

Llama de amor, fe y esperanza,
De esa fe que no puede morir
Porque si muere o se apaga
¿Acaso puede el mundo sobrevivir?

Y lo que pasa es que no la vemos
Que no sabemos do se incuba, feliz
En fase de combustión callada en secreto
Hasta que se echa a arder muy cerca ¡Allí!

Llama del amor ardiente
Que me conforta por dentro
Que me ayuda (¡Dios¡) a sobrevivir
En estos fríos desiertos (de Europa)
(Donde la vida parece presta a morir)

Y que se enciende rápido
Con una mirada, una sonrisa, una voz
Cálida, tierna, amiga, ¡qué sorpresa!
Y que me hace olvidar tanto dolor

Milagro lo que pueden ¡milagro!
¡Las dulces miradas del Amor¡
Capaces de resucitar muertos
De sanar del desasosiego atroz

Que me anega –como un mar/sin/luna-
Cuando llega la Noche o no se va (¡peor¡)
Como un run run de bombarderos
Que amenazan muerte y destrucción

Y cuando todo se hunde y enmudece
Y todo muere en torno a mí
me pongo a rezarte de rodillas a ti, ¡sí!
Que cedas y tengas piedad de mí

Que intercedas, tú -que sí que puedes¡-
Por este pobre (y gentil) poeta
ora un héroe, ora un pobre infeliz
(¡que no se fía más que a ti!)


Yo y mis caminos, princesa
Por donde mi vida divaga
viendo (o forjándose) el Tiempo
entre vagabunda y sonámbula

y mirándome sin parar
en los espejos del alma
que me devuelven (¡ay madre!)
en ida y vuelta, sin falta,

un imagen/sepia (o estampa)
¿pero acaso soy ese yo,
esa sombra añeja, desfigurada?
No, es solo la vida (y sus fantasmas)

¡Lo que hiciste tú de mí!
una sombra, eso sólo y más nada,
de lo que fui a penas ayer
¿te acuerdas de mí, monada?

Luz y sombra, eso somos, eso soy,
que van siempre así acompañadas
y así la luz luce más aún
y la sombra así más engaña

Y por eso me enganchaste a mí
De esa parte de luz y de sombra
que hay en ti, que hay en mí
como de la misma estirpe (o raza)

¡Tchiss! Que el amor te ofusca, muchacho,
De él te nacen ideas raras
No, del amor, no, lo contrario,
del desamor y la desesperanza

Porque esa es la pura verdad,
Lo que sentí yo justo al verte
En lo más hondo del alma
Como un fogonazo (o clarinada)

O un reflejo. el de dos alma gemelas
O, mucho más que uno y otra se pensaban
de aquellos dos cuerpos que son (o simulan)
ser media y media naranja

O un destello (el de un cruce)
el de dos gotas de agua,
O un fulgor (sí, va a ser eso)
¡El de Europa sobre España!

lunes, enero 01, 2018

LA MUERTE EN FRANCISCO UMBRAL

En esta obra -que le valió el premio Cervantes 2000-, acorde con el diseño surrealista, en clara evocación del pintor belga René Magritte y en compañía del cual circula en la Red-, se revela Umbral un gran filósofo existencialista de nuestra época. En clave de lirismo o de poesía en prosa y en castellano y que me perdonen los guardianes del sepulcro de la enseñanza universitario por cima de los Pirineos, de Literatura y de Filosofía, que se diría que se la tienen jurada. A él y pari passu a la lengua española. Filósofo del Tiempo -que no existe o que es "una energía” la nuestra (“el Tiempo somos nosotros”)-, y de la Muerte, un tema en el que Umbral da muestra de un radical pesimismo filosófico –la Muerte como un fatal alejamiento (“la enfermedad es un carta que nos manda la Muerte desde lejos”, escribió una vez), o de la cual ve en el más nimio dolor del cuerpo, simple heraldo o mensajero) comparado al cual, el pesimismo de Nietzsche, el de Heidegger o el de esa corriente de la filosofía alemana suenan a cuento de hadas. Un nihilismo radical –y anti-heroico y rayano en lo tétrico, y anti-cristiano (para dejarnos de eufemismos)- que no se puede materialmente disociar de la circunstancia vital más determinante de su vida, la de ser hijo de un padre (oficialmente) desconocido, que le opuso tenazmente una denegación de paternidad (hasta su muerte) Pese a todo (eso), uno de los (más) grandes autores de la España contemporánea, Francisco Umbral. Ni olvidado ni definitivamente enterrado (¡ni mucho menos!)

He pasado, como todos los años, unas breves y fugaces navidades madrileñas que habré empleado sobre todo en un reencuentro –en el (amplio y majestuoso) salón general de lecturas de la Biblioteca Nacional (de Madrid) - con Francisco Umbral, léase con su obra escrita y más en concreto con esa parte inédita (hasta su muerte) o mal conocida de la misma aún en vida y en todo el tiempo ya transcurrido desde su muerte en agosto del 2007 a la edad (relativamente temprana) de setenta y cinco años. Y me refiero en particular a sus obras póstumas, "Diario de un Noctámbulo", "El Tiempo irreversible", "Obra Poética", y sobre todo al título –una obra en prosa- , que le valió el Premio Cervantes (2000), “Un ser de lejanías” que vendría a desatar -dentro del gremio o estamento de críticos y escritores- el vendaval más recio en contra suya lo que se vería plasmado en la biografía "no autorizada" -de Ana Caballé- por cuenta suya, y sobre todo en los descubrimientos que aquella saca a la luz a cerca de su (oculta) genealogía y en especial de la circunstancia de ser hijo de padre (oficialmente) desconocido, léase victima de una denegación (tenaz) de paternidad hasta el final de su vida, lo que sin duda es un dato todo menos trivial o anecdótico y al contrario, revelador en extremo de su obra y de su trayectoria, y yo diría, sobre todo –erigiéndome así contra la opinión manifiesta de los más autorizados críticos de su propia obra escrita-