sábado, noviembre 11, 2017

BÉLGICA: EN DEFENSA PROPIA

La Grand-Place de Bruselas, en el corazón de Bélgica, de Europa y de los españoles con memoria (histórica) “Bodas de oro de las corporaciones y el Imperio” escribió –en la vuelta del Duque de Alba- el gran Eugenio Montes (fuera de toda sospecha) (…)
Ni tanto ni tan poco. Y me refiero a Bélgica, a los belgas y a la opinión pública española adoctrinada por los medios que parecen haber sido (uno y otros) blanco en los últimos días de un brusco despertar en el tema. Durante años –mis lectores en este blog y otro sitios son testigos fehacientes- - clamé en el desierto sobre las complicidades que denuncié en la clase política (y periodística) belga, y en particular en la llamada extrema derecha estrechamente ligado (de antiguo a los llamados (en España) sectores patriotas, que se han puesto hora como desatados –o como si les hubieran dado cuerda- a atacar sin matices y sin distinciones –y a base de infundios históricos y de leyendas/negras- al país entero y (todos) sus habitantes. Acogen y prometen a Puigdemont asilo político en el gobierno belga por presiones (no se olvide) de su principal socio gubernamental, la N-VA, que son al nacionalismo flamenco lo que el PNV al nacionalismo vasco o lo que el PDCAT –la antigua CdU- a los nacionalistas catalanes. Con una salvedad mayor y son los vasos comunicantes -en España propiamente impensables- que mantienen (de antiguo) los de la N-VA con el sector del nacionalismo flamenco representado por el Vlaams Blok –últimamente rebautizado Vlaams Belang- posicionado más bien en la extrema derecha del espectro político e ideológico a escala europea como belga, tal y como lo ilustra su longeva (e indestructible) alianza –en plan de súbditos o subalternos por cierto- con el Frente Nacional francés al que muchos de ellos –sin poner peros no obstante a au ayuda, quiero decir a sus dineros- motejan y descalifican de “nacionalistas de Estado” oponiéndolo a los nacionalismos populares, del género del nacionalismo “volk”- que se traduce por pueblo en alemán como en flamenco. ¿Fue acaso lo que me separó de ellos, y lo que da cuenta a la vez del boicot tenaz (y solapado) en esos sectores del que me sentí invariablemente objeto desde que llegué a Bélgica? Eso influye en mi opinión desde luego, por más que no sea más que un secuela como otra cualquiera de la excomunión (latae sententiae, arts: 1370-1371 Cc) por parte de las instancias eclesiásticas de resultas de mi gesto de Fátima -como aquí ya lo dejé sentado- y de la tutela eclesiástica en la que todos los de ese cuadrante político e ideológico -sin excepción- se ven inmersos, , por mucho que a algunos de ellos se les llene la boca con la retórica anticlerical y por más que vayan de paganos (sic) por la vida –como si aún les estuviera oyendo-, mayormente para andar por casa, léase en la política belga, pero a la hora de la verdad, se posicionan fatalmente del lado de la obediencia (canónica) porque “fuera hace frío” (¡ y cómo!), recogiendo así la expresión de un periodista flamenco (hoy ya fallecido) -"want buiten is het koud"- que criticaba con tino y agudeza (flamencas) esa duplicidad –típicamente clerical- de algunos católicos belgas en política, y que a todas luces había experimentado él ese frío en propias carnes (como el autor de estas líneas) ¿Donde estaban todo esos patriotas/españoles que se desgañitan ahora atacando sin más distingos a Bélgica y a los belgas -y sembrando así vientos aciagos (y de consecuencias imprevisibles)- hace once años (febrero del 96) cuando estalló otra crisis entre los dos países por el rechazo al pedido de extradición de un pareja de etarras aquí refugiados por parte de la justicia española? ¿Donde estaban ellos y sus gestos de apoyo por mínimos que fueran -¡ni un guiño tan siquiera!- cuando me detuvieron en Bélgica y llené las portadas y primeras páginas de los principales medios españoles (y extranjeros), con mi foto y con algunos de los gritos que lancé entonces? “¡Bélgica refugio de etrras!” el principal y más audible de todos? Nada, como si no fuera con ellos. Ni el menor eco. Callados como ….Como si no fuera su compatriota. ¿Quién hablaba además entonces (febrero de 1996) en España de eso –del santuario/belga- , que hoy dan -a toro pasado- todos esos profetas de calamidades por obvio y archisabido? Nadie, doy fe de ello. Me quedé sólo (de nuevo) Lo que hoy me da más fuerza moral si cabe a la hora de terciar en este (tan complejo y delicado) tema, y de denunciar la duplicidad hipócrita escondida o diimulada en algunos análisis y ataques aparecidos en los medios patriotas/españoles estos último días, que suenan a provocación irresponsable y desleal-e interesada (y traidora)- más que a otra cosa (porque sepan que me di por aludido: tan ingenuo -y tan friki -“juntaletras”- no lo soy ¡que no se crean!)
Villanos y criminales? Ahí va mi respuestas, en castellano. En desagravio y en defensa propia

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