miércoles, mayo 03, 2017

¡VIVA RUSIA!

La bandera actual rusa es la que enarbolaban los ejércitos blancos durante la guerra civil. Un botón de muestra del proceso de reconciliación nacional entre rusos emprendido tras la caída del Muro. De lo que sería muestra también el regreso e inhumación en pompa y majestad -en una ceremonia majestuosa presidida por el propio Vladimir Putin- de los restos de Denikine, de todos los jefes de los ejércitos blancos, casi el único que escapó a la trágica suerte que compartieron lo demás, caídos en combate, muertos tras verse presos o capturados tras la guerra -por la GPU (policía secreta soviética)- en sus lugares de exilio
Llevo desde hace ya algunos días propiamente zambullido en la lectura de la obra ingente, monumental como un fresco la capilla Sixtina- mayormente de carácter histórico- de Dominique Venner al que vengo evocando repetidamente en esas entradas. Tras su obra, de carácter primordialmente filosófico e ideológico « Historia y tradiciones de los europeos » a la que aqui ya aludí, le ha tocado el turno a su historia (apasionante) de la guerra civil rusa (« Les blancs contre le Rouges (los Blancos contra los Rojos 1917-1921)” La guerra civil rusa como la revolución de Octubre fueron para generaciones de españoles nacidos o crecidos y educados tras la guerra civil, espantajos históricos e ideológicos de primer grado y por vía de consecuencia, la historia de una y otras fue para una inmensa mayoría tierra incógnita.

En particular la de la guerra civil rusa, que tras la mutación cultural que se produjo en España y también (aunque en mucha menor medida) en otros países europeos en la segunda mitad de la década de los sesenta y que trajo una rehabilitación -entre españoles y en particular en las nuevas generaciones- de la revolución de Octubre del comunismo marxista y de todo lo que de cerca o de lejos con lo uno y otro se asociaba relacionaba, se vería por paradójico que parecer pueda, cubierta de un tupido de velo de oscurecimiento y de olvido, excepción hecha de algunos episodios un tanto atípicos como el de la economía de guerra, que siguió a la revolución a que a Dominique Venner en la obra que aquí estoy comentando le parecía no una consecuencia de la guerra civil -conforme a la vulgata marxista o filo/marxista en vigor durante tanto tiempo- sino causa de la misma (...) 

Y es que si la revolución rusa vista en si misma fue hija de la Gran Guerra -acompañada (tal y como lo señala Dominique Venner)- de otros factores como el drama que rodeaba a la familia real-, del sistema comunista en cambio, que se vería triunfante en la Unión Soviética durante mas de setenta años,cabe decir que fue hijo o producto o subproducto de la guerra civil, y como tal, los propagandistas de la ideología comunista en su versión soviética no podían hallar ventaja alguna en recordar los orígenes auténticos del sistema que no fuera el asalto al Palacio de Invierno -tan mitificado u mistificado como lo fue en la historia de la revolución francesa el asalto a la Bastilla- sino en el desenlace de una guerra civil fratricida y cruel como todas las guerras civiles, como lo fue la guerra civil española aunque tal vez -lo lo descubro con cierto pasmo ahora- no tanto como la guerra civil española.

No hubo en la revolución rusa, por ejemplo, la violencia ritual iconoclasta ademas de homicida que caracterizo el terror en zona roja, y si no dispongo de muchas pruebas documentales de lo que afirmo, se puede concluir que si así hubiera sido se hubiera acabado difundiendo al mundo entero, tras la caída del Muro, como lo fueron -al mundo entero- ciertas instantáneas de la zona roja en la España del 36. Para comenzar la persecución religiosa (anti) religiosa) cobró muchas menores proporciones entre rusos que entre españoles, lo que sin duda explica el resurgir de la Ortodoxia bajo los auspicios del propio Stalin tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial y el desencadenamiento de la operación Barbarroja que llevó al invasión de la Unión Soviética por las tropas alemana. ¿Más homogéneo el pueblo ruso (eslavo) que los españoles germano/bereberes ?

La cuestión se plantea casi a la fuerza tras la lectura de esta obra, aunque siga viéndose al día de hoy rodeada de tabús. Porque es un hecho que el régimen soviético -totalitario por definición- acabó concitando muchos mayores grados de adhesión entre el conjunto de la sociedad rusa de lo que consiguió entre españoles el régimen de Franco. Lo que explica quizás, a su vez, esa metamorfosis que se produjo en la sociedad rusa tras la caída del Muro, y el desmantelamiento de la Unión Soviética que vendrían a alumbrar una nueva Rusia mucho más cercana por tantos y tantos conceptos de la (madre) Rusia de los Zares que de la Unión Soviética de Stalin.

A comenzar por la bandera que fue -lo que yo ignoré hasta hoy- la misma que enarbolaron los ejércitos blancos durante la guerra civil. En la guerra civil rusa no hubo tampoco crímenes de guerra que alcanzaron el grado de (anti) mitos fundadores como lo fueron en zona roja durante la guerra civil española los fusilamiento en masa de de Paracuellos o el fusilamiento de José Antonio en Alicante, que fue sometido a tormento y suplicio a todas luces aun en vida, y después de muerto, blanco de ensañamiento su cadáver.

El fusilamiento colectivo de la familia real rusa en cambio -decidido por el propio Lenin- fue, así lo explica Dominique Venner, una operación de guerra (civil), en el trance de su liberación inminente en Ekaterininmburg, atacada por los blancos, que era donde la familia real en bloque se había visto trasladada, en guisa de rehenes. No hubo ensañamiento como sí los hubo -digamos que esa fue la regla- en zona roja durante nuestra guerra civil.

Spain is different. Y desde ese punto de vista, ¡Viva Rusia!, como decían los rojos en la guerra civil española

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