martes, mayo 23, 2017

PSOE LA PESTE Y EL CÓLERA

Julián Besteiro (PSOE) lee por radio un manifiesto en nombre del Consejo de Defensa constituido en Madrid tras el desenlace de una guerra civil en la guerra civil que enfrentó en las últimas semanas del conflicto -febrero, marzo del 39- a comunistas contra las demás fuerzas integrantes del bando republicano (anarquistas, socialistas y republicanos de izquierdas) Se comprometieron a un traspaso pacifico de poderes, pero no hubo -por falta de voluntad de un lado como del otro- firma de paz ni armisticio alguno, ni siquiera de un acta de capitulación como la que puso fin a la guerra civil americana el siglo anterior. Y en esa medida los herederos del bando de los vencidos y de sus siglas -y a fortiori los comunistas-, no dejarían de heredar tras la transición aquella beligerancia guerracivilista. Y en esa misma medida se puede decir que el PSOE fue y sigue siendo un partido envuelto en la guerra civil del 36 interminable (que todavía dura) como lo ponen de manifiesto en cuanto la ocasión se presenta. Algo que tiene más fuerza de arraigo y de arranque entre ellos que la lucha intestina entre radicales y moderados (léase el aparato y la disidencia ahora triunfante en las primarias del pasado domingo) Como lo probó la reciente propuesta (del PSOE) aprobada en la Cortes sobre memoria histórica
Me han hecho falta dos días (con sus noches) -lo confieso- par digerir (un poco) la vuelta al ruedo del guerracivilista impresentable en las primarias del PSOE del pasado domingo. ¿No hay mal que por bien no venga? Así reza el refrán y así dicen que dijo Franco cuando supo del atentado mortal contra Carrero Blanco (lo que hacían correr sin duda malas lenguas calumniosas) He vivido treinta años fuera de España, me fui una primera vez, muy joven, más o menos voluntariamente buscando mi propia vía y me fui una segunda vez, ya no tan joven, más o menos forzado u obligado por culpa en gran medida del PSOE que gobernaba en España entonces (corrían los primeros años de Felipe González) ¡y lo que les quedaba aún de años de gobierno por delante! Lo que por otra parte era de prever, y a fe mía que no me equivoqué.

Y desde entonces viví siempre fuera, por más que desde hace una decena de años venga jalonando mi ausencia con varios viajes al año (de ida y vuelta), en visitas breves y fugaces todo lo que se quiera pero que me habrán permitido retomar primero y mantener después el contacto con España y los españoles y tomarle el pulso a la sociedad española y a su evolución en estos últimos años. Quiero decir que ni viví la transición, ni la larga era de los socialistas en el poder ni su vuelta -tan traumática- tras los atentados del 11 de marzo (del 2004)

El que esté libre de pecado que tire la primera y no voy a ser yo el que lo haga contra los que siguieron viviendo en España y por razón de fuerza mayor se vieron abocados a compromisos en la vida de todos los días aunque solo fuera, con fuerzas que emergieron en la transición y que arrastraban una memoria renqueante y no menos irreconciliable de los vencidos de la guerra civil. No fue mi caso no obstante. Y por eso me siento más libre si cabe -de compromisos- con un partido que no arrastra menos unas siglas beligerantes (de guerra civil) por más que una mayoría de sus rivales o adversarios políticos fingieran siempre hacer abstracción de lo que era todo salvo un trivial detalle, o ni siquiera darse cuenta de ello.

No tengo nada que ver con el PSOE, ya digo, me parecen -como tales, por razón de su lazo de filiación política y nada más- tan irreductiblemente extraño e inhóspitos hoy como me lo parecieron siempre. Y me confirmó en mi actitud y en mis impresiones un encuentro -los portugueses lo llamarían desencuentro en cambio- que no degeneró en encontronazo porque me contuve, con un antiguo ministro de la cultura PSOE con el que coincidí en un congreso sobre Francisco Umbral hace años -exactamente en julio del 2010-, presente en una de las sesiones -en la tribuna- y al que vi que tuteaba a todo el mundo, e ingenuo de mi traté de hacer lo mismo en el turno de preguntas y respuestas, a lo que a mi respondió en seco con un abrupto y destemplado “yo a usted no le conozco de nada” Y por/dios que tomé nota.

Otros vendrán que bueno te harán, reza el refrán, y la defenestración del secretario general del PSOE en septiembre del pasado año, ahora otra vez de regreso, me pareció una buen señal sin otorgar excesivo crédito al bando opuesto con el que ya digo que no me ligaba nada (y sigue sin ligarme) Y un signo premonitorio surcado de malos presagios de este resurgir espectral de un superviviente -”revenant” le dirían los franceses, como si fuera un fantasma- lo fue sin duda hace unos días el voto en las Cortes de una resolución no de ley presentada precisamente por el PSOE y patrocinada pues por la dirección ahora derrotada en las primarias del pasado domingo. ¿La peste o el cólera, esa lucha intestina entre fracciones rivales al interior del partido socialista?

Esa es la alternativa, tal y como parecen verla en el diario Alerta Digital (de nuestras culpas y pecados) en un artículo digno de elogio de su director, que hace memoria (histórica), remontándose hasta la Segunda República tan aciaga y tan nefasta y tan preñada a la vez de lecciones históricas. Y confieso que ese articulo sincero y valiente me reconcilia un poco con ese diario que tanto me pone de los nervios a veces por la moralina (a chorros) sobre todo que sueltan sus posturas a veces (lo reconozco) ¿Hay acaso que alegrarse del desenlace de las primarias socialistas por lo que parecen querer presagiar de un implosión del partido a corto o a medio plazo?

El ejemplo de nuestros vecinos (franceses) no puede estar más a mano. Un alter ego -sin guerracivilismo, sólo por lo que al radicalismo sus posturas respecta- del vencedor de las primarias del domingo, el francés Hamon, mordió el polvo de la derrota -con unos resultados paupérrimos- en las presidenciales francesas tras haberle arrebatado la candidatura de su partido nada menos que al que había sido jefe de gobierno. Y su fracaso estruendoso en las presidenciales se debió en parte que hizo una campaña aupado por al militancia socialista pero a espaldas del partido que se desentendió olímpicamente de su suerte. ¿Cualquier parecido con la realidad española pura coincidencia?

Las próximas semanas nos dirán hasta que punto el partido socialista está en medida de superar esta grave crisis interna, y hasta qué punto es capaz de restañar las heridas (y mataduras) que le habrán deparado las primarias del pasado domingo. No oculto que si el guerracivilismo triunfa (de nuevo) en su seno, me alegraría infinito que acabaran desapareciendo, aún a costa de un ascenso de Podemos, que ta vez no sea un mal menor tampoco (aunque eso ya es otra historia)

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