viernes, diciembre 16, 2016

ALEPO Y LA LEY "MORDAZA"

Niños de carne de cañón en primera linea de las manifestaciones contra Bachar el-Assad que degeneraron en la guerra civil. “El próximo de la lista lo eres tú, doctor” fue la pintada de adolescentes -y la reacción consiguiente del régimen- al día siguiente de la ejecución salvaje del coronel Gadafi, que prendió la mecha de la insurrección. El desenlace de la batalla de Alepo viene a poner las cosas (otra vez) en su sitio. Mutatis mutandis, la (llamada) ley/mordaza en España es inseparable del contexto de indignación callejera -y de gimnasia insurreccional- en la España de los últimos años. La amenaza decreció pero no desapareció el horizonte todavía (ni mucho menos) Me refiero al riesgo de un re-encenderse de la guerra civil española interminable
Un antes y un después de la batalla de Alepo, lo acaba de declarar Bachar el-Assad y honestamente pienso que lleva razón. Un antes y un después de las primaveras árabes y de todo lo que trajeron consigo, y un antes y un después de la eclosión de la indignación callejera en las plazas y calles de las ciudades españolas y sus secuelas que habrán venido coleando durante cinco años(desde el 2011) La güerra civil siria empezó con manifestaciónes inocentes (un decir) de adolescentes, o mas exactamente con unas pintadas de un grupo de adolescentes/niños/catorceañeros (y ni siquiera) al día siguiente de la ejecución salvaje del coronel Gadafi, del siguiente tenor, “el próximo de la lista lo eres tú, doctor” en alusion a la profesión primera -de oftalmólogo- del ya entonces primer mandatario sirio.

Y está claro que Siria se enfrentaba aquellos días a una situación insurreccional de una gravedad que justificaba (sobradamente) un estado de urgencia o de excepción, y la situación se agravaría irremediablemente con la sucesión de manifestaciones en masa en las grandes ciudades que tenían de “pacificas” o de “pacifistas” -al contrario de lo que no vendieron los medios occidentales- no más que el hecho del tratarse de manifestantes desarmados (en su mayoría) y no por las intenciones desafiantes y los designios y objetivos últimos -visiblemente desestabilizadores e insurreccionales- de los convocantes y organizadores de las mismas y de una mayoría de los participantes en ellas. Y lo que empezó en desafío insurreccional acabó -como cabía esperar- en guerra civil, de la forma que todos ya sabemos.


No pienso, al contrario de lo que piensa la izquierda española y en contra de la campaña en ciernes que su reciente ultimátum al gobierno de Mariano Rajoy parece augurar que la ley de la seguridad ciudadana sea una ley de excepción, sí pienso no obstante que es inseparable del contexto (histórico) de inseguridad ciudadana y de gimnasia insurreccional inherente a la eclosión y propagación y evolución del movimiento indignado (del 15-M y de sus derivados) en el que aquella se vería incubada y elaborada. Los tiempos están cambiando según todos los indicios y los vientos desde hace algún tiempo a esta parte se ha puesto a soplar -resueltos- en dirección distinta a donde lo venían haciendo hasta hace poco, como lo viene a confirmar precisamente el desenlace al que asistimos de la batalla de Alepo, que consagra el fracaso histórico de las primaveras árabes, y d e todas las oleadas de revoluciones y mini-revoluciones que trajeron consigo en el mundo árabe musulmán y -de rebote o en tiro elevación- también en ciertas zonas del mundo occidental en particular en la Europa mediterránea.

El peligro de desestabilización -a la merced o al capricho de un banquero judío/norteamericano cualquiera- parece estar en vías de disminución o de alejamiento pero falta todavía mucho para que se pueda decir que la amenaza desapareció definitivamente del horizonte. Me he estado pasando en revista el texto de la ley de seguridad ciudadana en particular en sus puntos mas discutidos (por la izquierda) relativos a la identificación, registro y comprobación de identidad e identificación en al vida publica y y también en lo referente a las reuniones manifestaciones y a ls perturbaciones graves de la seguridad ciudadana (léase del orden publico) y no pienso que ess normas sean susceptibles de chocar o importunar a un ciudadano normal ni llevarle al sentirse cohibido en el ejercicio normal y habitual de sus derechos,ni que desentone nota bene de lo rige y de lo que se practica en otros países por cima de los Pirineos (por ejemplo en Bélgica)

Y desde luego tiene su explicación más que razonable en el contexto de las graves perturbaciones de orden publico que ya detallé en mi libro “Guerra del 36 e indignación callejera” que se repitieron y sucedieron durante varios años tras el 15-M y de las que la de mayor gravedad lo fue sin duda la tentativa de Ocupacion del Congreso que fracasó in extremis y que dejo un saldo no obstante de violencias callejeras y sobre todo (nota bene) de un aumento alarmante de la sensación de inseguridad ciudadana, en la medida que estuvo a punto como digo de degenerar en un situación claramente insurreccional de cariz “balcánico- si como estuvo a punto de suceder los manifestantes hubieran conseguido hacer ceder la cintura de protección de las fuerzas del orden montada alrededor del Regreso de Diputados (antiguo palacio de la Cortes), como lo consiguieron en Belgrado las manifestaciones anti-Milosevic (…)

Y tampoco cabe pasar por alto en la explicación de la génesis de la ley actual ciertos incidentes e gran repercusión en los medios y en la opinión pública que se produjeron al margen de aquella jornada de agitación (del 25-S) como el caso del joven llamado Alfón que sirvió a efectos didácticos sin duda alguna en la gestación de la ley. Y que significativamente la propia izquierda acabó dejando caer en saco roto, tras la campaña de agitación que llevaron a cabo al respecto en la calle y en los medios, a seguir a la detención e aquél, y su procesamiento y posterior condena (y encarcelamiento) Por algo seria. Las primaveras árabes degeneraron en la guerra civil siria, y la indignación callejera estuvo a punto de re-encender la mecha de la guerra civil española interminable.

Y no fue la ley de la seguridad ciudadana lo que lo impidió, es cierto, pero contribuye a prevenir situaciones análogas en el futuro próximo a partir de ahora. Un consejo a Mariano Rajoy (y ya termino) ante el chantaje al que aparentemente se esta viendo blanco a partir de ahora en ese asunto. Que contraataque en materia de la memoria histórica que se merece derogación por muchas razones que la llamada ley “mordaza” ¿Será capaz, se atreverá? ¡Vivir para ver fantasmas míos!

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