jueves, marzo 17, 2016

MANUEL VALLS Y LA GUERRA CIVIL INTERMINABLE

Sin duda en lo reacio de la opinión pública francesa de entonces a intervenir en España jugó un papel decisivo la reacción de rechazo producida por el primer envío de aviones, desde los primeros momentos de estallar la guerra civil y en respuesta a un pedido expreso del gobierno de Giral -unos cincuenta bombarderos (Potez-54)- por el gobierno de Leon Blum que se hicieron reos -ellos y sus pilotos (Malraux entre ellos)- de terrorismo aéreo generalizado -mayormente contra la población civil- las primeras semanas de la guerra que conocieron un dominio aéreo casi exclusivo de los rojos. Y sin ese precedente no se puede tratar de explicar como lo pretende Manuel Valls la actitud final -no intervencionista- del gobierno Blum. Ni tampoco el bombardeo de Guernica. Tales aguas, tales lodos
No falla. Con el acercarse de la primavera, Bélgica revive nuevas campañas de propaganda sobre la guerra civil española. Es así, fue siempre así desde que aquí resido. Y cuando el monstruo ya parecía muerto y enterrado -y por aquello de que las apariencias engañan- reaparece de pronto sin avisar, como una serpiente de mar, siempre al acercarse la primavera.

Y el barómetro infalible me lo ofrece una vez más el escaparate de la librería universitaria situada a la entrada del campus de la ULB -Universidad Libre de Bruselas (¡augusta señora!)- fue así, siempre también desde que aquí resido (cuando entro ya en el año treintavo de mi estancia aquí) Durante mucho tiempo vivi esos trances primaverales (confiteor) como una auténtica pesadilla sin darme cuenta que iba así tomando poco a poco conciencia o cayendo en la cuenta de una realidad que largo tiempo se me mantuvo escondida a mí y a una inmensa mayoría de mis compatriotas.

Y me refiero a la guerra civil del 36 en lo que tiene de inacabada de interminable, en otras palabras al hecho irrefutable de que ochenta años después no haya terminado todavía (…) Llevaba unos días sin echar allí un vistazo camino de mi domicilio no lejos de allí, y hoy de pronto me topo en primer plano del escaparate en la repisa mas visible de todas, con la portada -en extremo vistosa (y ruidosa)- de un libro aparecido hace un mes en la (prestigiosa) editora francesa Albin Michel y con un prefacio (un respeto) del actual jefe de gobierno (socialista) francés, el oriundo Manuel Valls. Su autor, nota bene, estuvo de director de la agencia France Presse en Madrid en los años Zapatero (…)

Y de vuelta a casa, consulto de urgencia la red donde circulan extractos del prologo, que me hacen como cabia esperarme dar botes en el asiento. “Nacido en España (en el 62), yo crecí -escribe el primer ministro socialista (oriundo) francés- en la memoria de esa guerra civil”

Y en esa obra -”Un verano imperdonable. 1936: la guerra de España y el escándalo de la no-intervención” se pretende denunciar la complicidad con Franco y con la España nacional nada menos que de las tres mayores democracias del mundo de entonces, a las que en la referida obra se echa el muerto encima de la derrota de los rojos al final de la guerra civil (primera fase) y en particular del decisivo avance del ejército del Sur en aquel verano decisivo (que lo fue en verdad) de 1936.

Y en uno de los comentarios elocuente en extremo- al prólogo de Manuel Valls, se enumeran entre las causas principales de la “espantá” de Leon Blum y de su gobierno de frente Popular las presiones internacionales, la actitud refractaria a la intervención de un sector radical socialista al interior del partido de Leon Bum;

Y en fin, el miedo de enajenarse a la opinión publica que no estaba por la labor, y a tenor de los comentarios que se mueden leer sobre el tema en la prensa fracesa, sigue sin estarlo, diga lo que diga Manuel Valls
"El escándalo de la no-intervención" como lo llaman Manuel Valls y a sus ancas guerracivilistas franceses enfermos de pasión/española (François Furet dixit), fue el que le produjo a la izquierda francesa el comprobar que en relación con nuestra guerra civil la opinión pública francesa profundamente divida no les seguía unánime en el tema. Y para ellos, ese escándalo arrastra un nombre (y un rostro) sobre todo, el de Alexis Leger (de Saint-Leger), en la foto, paladín insobornable de la no intervencion en el conflicto español, más tarde conocido como Saint-John Perse, poeta y premio nobel de Literatura-, secretario (casi vitalicio) del Quai d'Orsay (ministerio francés de exteriores) que lo fue durante los años de nuestra guerra civil, y brazo derecho de Aristide Briand y heredero como tal de una tradición pacifista remontándose a los años de la Primera Guerra Mundial en Francia. Alexis Leger (nota bene) había nacido en las Antillas francesas y fue repatriado en un navío español con toda su familia de niño en el 98
Manuel Valls -oriundo nacido (en España bajo Franco) en el 62- cuenta la película que le contaron sobre la guerra civil española, la “otra" película -en sus diferentes versiones- cuenta en cambio que la opinión publica francesa no se dejó embaucar por el agit prop del Frente Popular y del Komintern por cuenta de España y que al contrario, la clase obrera francesa escarmentó en cabeza ajena de la guerra civil española, como lo ilustraría además su actitud -en gran parte pasiva durante la Ocupación y el dato innegable y propiamente atípico (y francés, y belga también) de la existencia de una franja en el seno de la Colaboración en Francia procedente de la izquierda (socialista y radical socialista) e incluso de la extrema izquierda trotskista o comunista como lo ilustra el caso emblemático en extremo de Doriot (en la foto, en efigie, al fondo), antiguo secretario del PC francés, y caído (heroicamente) en Alemania al final de la guerra, víctima de un bombardeo aliado (que me diga del ametrallamiento de un caza de ataque a tierra que le arrancó de cuajo el brazo con la compuerta del vehiculo a la quedó firmemente agarrado)

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