lunes, marzo 14, 2016

¿HISPANOS ANTI-TRUMP (O EX-HISPANOS)?

Dependencias de la base aéréa norteamericana de Chanute (1917-1993), situada en las inmediaciones de la localidad de Rantoul, estado de Illinois, unos doscientos cuarenta kilómetros al sur de Chicago, y hoy en estado de abandono, donde mi difunto padre estuvo destinado, enviado desde España por el ejercito del aire del que era oficial en activo a un cursillo de formacion el curso escolar 1956-1957. Los norteamericanos con los que entonces tuvo contactos sentían la necesidad de preguntarle al saber que era espanol, si era español de España (sic) No menos -buscando así el cerciorarse- con un ligero tono de aprensión en la voz, sin duda por culpa del fenómeno de la invasión silenciosa de por debajo del Río Grande de la que ya entonces se veían objeto. Y en la obra que habrá hecho universalmente célebre la fórmula (tan actual) de “choque de culturas y civilizaciones” (de Samuel Huntington) se habla de civilización (sic) latino/americana para distinguirla de la civilización occidental en la que se engloba en cambio a España y a los españoles. ¿Hispanos o ex hispanos los que se oponen ahora a Donald Trump? La duda se admite
Latinos, hispanos, son voces o calificativos que los lingüistas llamarían polisémicos, de singificados difentes. La erupcion no obstante del fenómeno latino -léase de la afluencia eé aluvión de inmigrantes de habla hispana- en los Estados Unidos, que se habrá ido acentuando in crescendo en las decadas que siguieron a la Segunda Guierra Mundial, habrá sacado fatalmente a la luz lo que esos términos esconden de fuente inagotable (y ponzoñosa) de confusion y de confusionismo.

Y lo ilustra el detalle anecdótico que nos contaba a amenudo mi difunto padre, que tuvo ocasión de residir en los Estados Unidos a finales de la década de los cincuenta enviado desde España por el ejército del aire del que como oficial formaba parte -a un cursillo de formacion de un año en una base aérea (Chanoote, en el estado de Illinois) hoy ya hace décadas clausurada- y era que cuando al verse preguntado por su nacionalidad y respondía que era español, sus interlocutores norteamericanos volvían a preguntarle de inmediato a modo de confirmación -y no sin cierto tono de aprensión en la voz- si era español de España, aclarado lo cual los ánimos se distendían y las lenguas se desligaban y los contactgos se estrechaban.

No era óbice -y lo digo en su memoria- que mantuviera excelentes contactos y guardase los mejores recuerdos de los oficiales de paises latinomaericanos con los que (mayormente) le fue dado convivir en aquella base.

¿Son hispanos o lo siguen siendo los latinos o latino/americanos? La duda se admite, y sin querer ni poder entrar en honduras -en el marco y dentro de los límites modestos de este artículo- está claro para el que nos haya leído en este blog desde hace un rato, que nuestra apuesta -léase, la que se esconde tras el interogante que plantean esos términos (a modo de impenetrable enigma)- conciden en sustancia con la que deja traslucir la tesis que se explica y defiende en célebre obra del autor anglosajón -nortemericano-, sobre el choque (sic) de culturas y civilizaciones,

Y fue la misma que me llevó a decidirme de nuevo atravesar en viaje de vuelta el Atlantico tras un año y medio de estancia del otro lado del charco (y al Sur del Rio Grande), de resultas -que en el fondo no era más que eso- de verme acometido por una nostalgia irresitible de España y del continente europeo, mi tierra/madre como sólo a partir de entonces cai cabalmente en la cuenta. Han pasado ya treinta y seis de aquella decisión tan crucial e irrevocable y confieso que nunca después me arrepentí en lo más mínimo de ella.

A Donald Trump lo enfrenta ahora la prensa global con los latinos presentes (en masa) en territorio de los Estados Unidos, apuntando en particular a la opinion pública española. No nos impresionan. Nuestra apuesta sigue siendo la misma, Y a buen entendedor pocas palabras sobran

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