domingo, febrero 28, 2016

Memoria de Guerra Civil (poesía en domingo)

(Lo leí en el proemio -en inglés-,
como viéndome al espejo
y asi me lo traduje yo
o asi al menos lo recuerdo)

“Me extravió la tempestad
y el frío atroz -¡qué frío dios!-
que hacía allí fuera
me salvo en la hibernación”

Vacuna o sortilegio
¿tengo cita o no la tengo?
Con la Historia y la Memoria
colectiva (me refiero)

Y me puse en el lugar
del novelista/profeta
porque yo sobreviví también
como él a aquel siniestro

al desvarío aquél (de tantos)
y se me echó encima el tiempo
y es lo que me dio esa furia,
esa fiebre de escribir versos

(de evocar, de recordar
dormido como despierto)

¡Memoria de Ultratumba
para cuando yo esté muerto
y el mundo siga su marcha
y al otoño siga el invierno!

(y que así se me rescate
del baúl de los recuerdos)

¡Pulsión, compulsión ciega,
la Memoria y sus secretos
de la Vida y de la Historia
de los vivos y los muertos!

Que me eleva y me transporta
a donde nos lleve el viento
que sembré (en poesía o en prosa)
sin comerlo ni beberlo

(sin pensar que daría paso
a tempestades de fuego)

¡Aventura inmortal
del soñador sobrio y cuerdo
que se acuerda (y que recuerda)
vagando por el desierto!

Que mientras ella nos dure
¡viviré (yo) y viviremos!

Mientras dure ese frenesí
que me consume por dentro
¡Memoria de guerra civil
de aquel lugar, de aquel tiempo!

De una vida anterior (¿eterna?)
Que yo viví sólo en sueños
ahi bien fija e inamovible,
en la Memoria (en su cielo)

Memoria arrogante y fiera
la que me guia por dentro
de sus huellas seminales
impresas en mi cerebro

desde lo hondo de la Caverna
del Arcano (y sus secretos)

¡Memoria vieja y procelosa
laberíntica sin remedio
procelosa y oriunda
de lo hondo de los infiernos!

Al que descendi yo solo
como al Valle de los Muertos,
de donde traje conmigo
mi buena nueva ¡Sin miedo!


¿Y por qué no? Todo es posible.
me dije al verte en pie al marchar,
tan solícita de pronto
presta a echar el ¡alto-ar!

Como si en tamaño trance
destapases (y sin pensar)
la niña que llevas dentro
¿niña hoy y ayer? ¡Siempre igual!

Esa muñeca de trapo
que vi en tus ojos azul mar
tristes y fatigados
¡y refulgiendo a mi mirar!

Mujer de ojos serenos
fieles a un destino sin par
que te trajo ahora ante mí
mirándome dulce y maternal

con la impronta incofundible
de la estirpe (o el sello astral)
de esa raza de mujeres
que saben ver, y escuchar

¿Dime que es lo que busco en ti,
calor, afecto maternal
o un punto de apoyo o refugio
que sólo tú me puedes dar?

¿O acaso sea esa madurez
de mujer que sabe esperar
rodeada siempre de hombres? (…)
¡Salve Diosa Serenidad!

De manos suaves y expertas
que saben acariciar
que ya amaron y tocaron
cual artistas sin igual

Hada madrina y maestra
curtida en el arte de amar,
de acoger el alma errante
en tu grupa ¡yegua juncal!

¡De ponerte a trotar conmigo,
mujer, y de poderte montar!

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