domingo, febrero 07, 2016

BATALLA DE ALEPO ¿A PUNTO DE DESENLACE?

Alepo, ciudad fantasma ¿nuevo Stalingrado ? Tras cuatro años de guerra, el cerco de la principal ciudad de norte de Siria a punto de cerrarse por completo tras los avances significativos en los ultimos días de las tropas del régimen apoyadas por los raids continuos -mas de seiscientas salidas- de la aviación rusa, vendría -de confirmarse- a impimir un giro decisivo a esta guerra interminable, convertida en una reto estratégico del primer orden y de alcance mundial entre las grandes potencias. Lo que habra provocado una serie de rumores in crescendo de intervención extranjera, léase de la OTAN, de la mano de su aliado turco, en un calendario y hoja de ruta que discurrirían en los próximos meses, antes de que llegue a su fin la presidencia Obama. ¿Y España en ese avispero ? ¿De obedientes subalternos como siempre ?
En los meses que precedieron a mi detención en Fatima residiendo yo en las afueras de la capital francesa en una especie de itinerancia que me llevaba –en el marco de mi pertenencia entonces a la Fraternidad de Monseñor Lefebvre- a pernoctar en tres sitios distintos al cabo de la semana, corría un rumor extraño del que me llegaron los ecos en los medios (un tanto cerrados) que yo entonces frecuentaba de un misterioso individuo vestido invariablemente de hábitos (franciscanos creo recordar) que se aparecía sucesivamente, en los mas diversos puntos de la geografía francesa irrumpiendo de pronto en medio de una autopista y haciendo parar a los automobilistas a los que repetía siempre el mismo mensaje a modo de advertencia o de anuncio apocalíptico, « tendremos una primavera caliente y un verano sangriento »

¿Realidad, pura invencion de mentes calenturientas –y bajo el influjo de una educación religiosa? Váyase a saber, pero que no se trataba de un anécdota trivial es algo de lo que da idea el que se me quedara grabado hasta hoy y que me haya venido ipso facto a la mente ahora a cuento de las ultimas noticias en relación con la guerra en Sria. ¿Vamos camino de una primavera caliente y de un verano sangrientos, que me diga más sangriento todavía ?
Es lo que da a entender la noticia poco divugada en los medios españoles del encuentro en Moscú de Vladimir Putin y el antiguo secretario de Estado norteamericano Harry Kissinger, exponente emblemático los años en los que desempeñó aquel cargo –bajo la presidencia Nixon- de una diplomacia « real politiek » -que tomaría prestada su nombre a la Alemania de Bismarck- que le llevó a impulsar y a promover los acuerdos de Paris –de los que fue uno de los firmantes que pusieron fin a la guerra del Vietnam, y que habría advertido ahora al presidente ruso del peligro (inminente) de intervención en suelo sirio de la OTAN a través de uno de sus socios, la Turquía, con los riesgos consiguientes de una propagación–a escala regional, del Oriente proimo- del incendio a todo arder de la guerra en Siria, y ello con arreglo a un calendario que discurriría –en un aumento in crescendo de la tensión- conforme se fueran aproximando los últimos meses de la presidencia a Obama, presionada a tal efecto por los « halcones » que rodean al actual inquilino de la Casa Blanca.

En su último libro « Un Nuevo Orden Mundial » el ex secretario de estado norteamericano aboga por una nueva Paz de Westfalia, lo que enciende ipso facto una lucecita de alerta –o en señal de alarma - entre españoles. ¿O de esperanza ? « Munster de Westfalia tumba del Imperio y de una causa perdida » exclamaba Euenio Montes en su artículo « la Vuelta del duque de Alba » publicado en el ABC durante los años de la República, que se recogía en la antología Falange y Literatura (Labor,1971), de José Carlos Mainer, reeditada no hace mucho pese a a la palabra de su autor –al que esto escribe en persona, sin ir mas lejos- que no volvería (sic) a reeditarlo nunca.

Y esa frase que retuve del célebre escritor falangista –del circulo estrecho de « la corte literaria de José Antonio »- me guiaría a modo de jalón o señal luminosa hasta hoy en en mis enfoques de la historia moderna y contemporanea, y en mi visión personal de la decadencia española.

Hoy no obstante, creo llegado el momento de relativizarla y de revisarla (hasta cierto punto al menos) Munster salvo lo que salvarse podía : con el tratado aquél –gracias al principio « cuius regio ejus religio » que en él se vería oficializado- se pudo salvaguardar la supervivencia del catolicismo en Occidente, y en particular por encima de los Pirineos, gracias a España en definitiva, como lo recordó Ramiro Ledesma Ramos en su Discurso a las Juventudes de España, y no fue allí tampoco donde murió el Imperio español sino en el periodo de largas décadas –casi setenta años- que se le seguirían hasta el tratado de Utrecht donde se consagró en cambio la perdida de los Paises Bajos españoles, justo a seguir a la perdida del Milanesado (ducado de Milán) y del Franco Condado –situado dentro del Hexágono- poniendose así por vía de consecuencia un punto final a la presencia española por cima de los Pirineos.

No nos parece descabellada pues la idea de una neva paz de Westfalia –aunque sea Kissinger quien la propugné de cara al mundo multipolar emergente en las últimas décadas, y « pari passu » al ocaso de la Pax Americana, lo que nos pondría a España y a los españoles en la tesitura (interesante) de poder jugar (de nuevo) un papel importante en ese nuevo orden mundial que algunos auspician. ¿Un nuevo orden entre dolores de parto como todos los alumbramientos del genero que sean ?

Eso es lo que parece simbolizar la batalla de Alepo -que algunos calificaron de una segunda Stalingrado- y que parece adentrarse en un fase decisiva, al calor de los últimos acontecimientos. En los últimos días y coronando así la intervención aérea rusa que dura ya cuatro meses, tropas terrestres del régimen de El-Assad reforzados con contingentes del Hezbollah libanés –bajo alto mando iraní, y de unidades de voluntarios de confesión chii, afganos, libaneses e irakíes, habrán hecho avances decisivos tanto en el Norte como en el Sur del país, y en el sector de Alepo estarían a punto de completar el cerco de esa gran urbe del norte de Siria, cuna de la insurrección anti-Assad en el 2011 y que lleva dos años prácticamente partida por la mitad en dos zonas beligerantes enemigas, y lo que se habria visto ilustrado por el aluvión de decenas de miles refugiados tratando de ganar (sin éxito) la frontera turca en las últimas horas a través del único corredor aun abierto en dirección Oeste (hacia la provincia vecina de Idlib, aún bajo control parcial de los rebeldes)

El cierre del cerco de Alepo sería la mayor victoria estratégica y psicológica del régimen de El Assad en lo que va de guerra, de ahí la fiebre de rumores al más alto nivel que el encuentro de Kissinger y de Vladimir Putin habrá desatado. « Doctor ahora, te toca aquí » escribieron –en señal de (seria e insidiosa) amenaza unos quinceañeros manipulados (como los indignados españoles del 15-M) en la fachada de una de las residencias en aquella ciudad del presidente sirio (y en alusión a su titulo de dentista), en el 2011 tras el estallido de las primaveras arabes y la ejecución brutal del coronel Gadafi, y tras lo cual se seguiría la detención de aquellos y el encederse de la insurrección armada contra el régimen. Vox pueri vox dei rezaba un adagio medieval.

En Siria ese adagio no se cumplió no obstante y el régimen resistió contra todos los pronósticos, lo que volvería a confirmarse clamorosamente hace ahora dos años y medio tras el desenlace de la crisis de las armas químicas cuando la unanimidad de la prensa militar especializada española daba ya por descontado –cuestión de horas, ni eso siquiera la intervención aliada contra El Assad como había ocurrido anteriormente en Libia. Consumándose así –en aquella madrugada crucial del 2 al 3 de septiembre del 2013- un clamoroso fiasco (algo que se habrá tratado de escamotear hasta ahora) de los servicios de información y de espionaje españoles.

Cuando misiles cataclísmicos fueron lanzados -en señal de inicio de la intervención aliada- desde una base americana en suelo de la Península contra las alturas de Damasco e interceptados en alta mar por los radar rusos tras lo que Israel saldría al quite de la Casa Blanca asumiendo el fiasco bajo pretexto de unas maniobras en alta mar, por propia cuenta.
Y Obama se echó atrás. En el último segundo.

Coloso triste, llamó Umbral al ejército español También sordo y ciego? Como hijos de la institución –nacidos y crecidos en su seno- nos resistimos a creérnoslo

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