martes, septiembre 02, 2014

MI ALEJAMIENTO DE "LA ESPAÑA EN MARCHA" ACLARACIÓN URGENTE

Solo lo reconocí muchos años mas tarde por las fotos de la prensa con ocasión del 23-F y de los jucios de Campamento. El coronel San Martín me entrevisto de incógnito, con vistas sin duda a captarme para su organizacion -lo que no se concretó-, a principios de los setenta en un bar del barrio madrileño universitario de Princesa. Me lo presentó un amigo mio que militaba entonces en el AUN, el grupo que "promovían" (y controlaban) los servicios de informacion castrenses que aquél dirigia -bajo el nombre de guerra de "Conde"-, y del que proceden algunos de los actuales dirigentes de "la España en marcha" Sin trampa ni cartón. Y sin acrimonia ninguna tampoco. Simplemente en legítima defensa (...)
¿Un marciano, un extra terrestre ? Mas honroso y halagador ¿Un yankee en la corte del rey Arturo? Así me da la impresión que me ven (fatalmente) algunos de puertas adentro, me explico, de mis compatriotas residentes en la península –afines en principio a mi forma de pensar y de sentir- y que no sufrieron un proceso de expatriación larga y forzosa como lo fue en mi caso. Asumo, qué remedio. Fue una expatriación mitad voluntaria mitad forzosa ya lo tengo aquí explicado no pocas veces, que me extrañó no poco de los mios, de mi medio o entrono social y sociológico de origen, de los míos y que en contrapartida me brindo nuevos balcones o belvederes o puestos de observación u observatorios desde donde poder ver y analizar –a distancia pero con telescopio (gigante) la actualidad, el día a día de España y de los españoles desde hace ya mucho.

Di hasta hoy mi aval -por insignificante que fuera- y mi adhesión -por irrelevante que fuera también- al proyecto político (de Unidad) plasmado en la plataforma España en Marcha, de” la que se me sentía identificado -desde un principio hasta hoy- con algunos de sus componentes solamente, no con todas,. Lo que me costó dicho sea ende pasada el que me dieran de baja en Periodista Digital, a raíz del artículo que publiqué en su blogosfera por cuenta del acto de protesta de la librería Blanquerna (en Madrid) Algunos de los componentes de esa plataforma son mucho más jóvenes que yo, otros grosso modo de mi generación arrastran un pasado en política, lo cual en principio no quiere decir que sea bueno ni malo: una cuestión de óptica, o de verse asumido o no en resumidas cuentas.

Yo también arrastro un pasado, mi prehistoria casi por decirlo así, en el plano político me refiero, a saber mi militancia en el FES un grupo joseantoniano radical del que me habrán hecho falta años para desligarme emocionalmente –y no sólo socialmente- por completo. El FES, me lo comentaba un amigo con el que me encontré a mi gran sorpresa y contento ayer mismo (tras largos años sin verlo) y que vivía aquella época grosso modo tan intensamente como la viví yo, apostaron (claramente) por el harakiri del régimen a la muerte de Franco en la transición, y cooperaron grandemente a que acabase consumándose aquel con el auxilio y concurso de sectores de los más influyentes al interior del régimen mismo. Pero todo eso para mí, era ya también historia en la medida que me pilló ya fuera de España, en el seminario de Ecône.
Ramon Serrano Suñer, el más "nazi" de todos los jerarcas del nuevo régimen surgido de la guerra civil y de la Victoria. ¿Nazi Serrano? Un personaje de novela historica (umbraliana), un comparsa genial, y sobre todo un agente del Vaticano como así le tenían catalogado sus amigos alemanes. Fatalidad española hoy como ayer, el lazo clerical vaticano/pontificio. Hasta en los más nazis, en los más come curas y anti-clericales. El que pueda entender que entienda
A fuerza de mirar las estrellas, reza el viejo adagio (o refrán) el rey perdio su corona. Y a fe mía que tengo que reconocer yo también que a fuerza de rezarle al cielo dese mi celda del seminario tradicionalista aquél (francés) con vistas al lago Leman, se me olvidó o se me pasó que España iba cambiando radicalmente hasta hacérseme prácticamente irreconocible, y se ma haría mucho más al cabo de mi larga expatriación por los “desiertos” de Europa. Y solo hace unos diez años tras la muerte de mi difunto padre al que mucho lloré y con el que no llegué a reconciliarme, empezó para mí un proceso de reencuentro con la realidad española de cerca –y no vista desde lejos- que se proseguiría ininterrumpidamente en las frecuentes visitas fugaces que vengo haciendo desde entonces, desde Bélgica. Y así me llegaría el reencuentro con gente “afín” pero de los que un largo pasado –cuarenta años casi para dejarnos de eufemismos- de alejamiento recíproco me alejaba en lo sucesivo.

En un largo y sesudo –e interesante y bien documentado artículo sobre la historia de la transición, de alguien de misma edad y generación (y medio social), y en un en foque comparativo con la situación actual de crisis del régimen (democrático) que vivimos, se recoge una visión resumida a modo de “recapitulatio” de toda una fase de la historia española contemporánea –grosso modo sus últimos cincuenta años- que no dejan de ser memoria vivida y visual y óptica en algunos de su capítulos del que esto escribe y en cualquier modo memoria fresca y vivaz aún y a la vez asumida individual y colectiva. Hasta en sus episodios y capítulos más traumáticos y dolorosos, o por lo menos eso creo.

Viví intensamente los últimos cincuenta años de la historia de España, no es óbice que algunos de sus capítulos me pillaron lejos, ya digo, como lo fue ese tan largo y tormentoso de la Transición política. No participé, no la viví, a mí que me registren. Ni del lado del régimen (de entonces) ni del de la oposición democrática ni siquiera en ninguno de los dos bandos que se dividió el régimen agonizante ante la disyuntiva tan drástica que se les presentaría: la involución o el haraquiri.
Conferencia de prensa (hace ya tiempo) de los dirigentes de España en Marcha. Una de sus componentes, el Movimiento Católico Español, por sus formulaciones explícitamente confesionales, de orden religioso/espiritua suponía para mi un reto en el orden personal innegable -por razon de un pasado de notoriedad publica como el mío- que intenté soslayar, lo confieso. Hoy acabé dandome cuenta no obstante que lo que yo pretendía -el hacer abstraccion de ese movimiento y de su perfil de catolicismo/político apostólico/romano tan beligerante- era algo del orden de lo imposible
Me había apartado (en noviembre del 70) para ser exactos del FES y en el periodo de cuatro años que aun precedió a mi marcha al seminario de Ecône, y que se marcado por un proceso de enroque psicológico –e ideológico- muy acusado en mí, en reacción a la movida de indignación (de signo marxista) que se vivió en la Universitaria de mi tiempo, tampoco llegué a adherirme de una manera u otra a los partidarios (organizados) de la involución que llegarían a alcanzar un destacado protagonismo años después en un largo periodo que se inició con la muerte de Franco y se vería concluido o clausurado con el 23-F y su desenlace.

La marca o el tatuaje de origen –de joseantoniano disidente- lo arrastraría yo irreductiblemente extraños ellos de mí y yo de ellos como así tengo que acabar (¡ay dolor!) asumiéndolo y reconociéndolo; por los tiempos a venir, como lo vendría a ilustrar la ficha –de contenido estrictamente político habida cuenta que en España yo carecía y sigo careciendo de antecedentes penales- que desde España les fue trasmitidas a las autoridades belgas correspondientes cuando me vi envuelto en Bélgica –en mis primeros años de estancia allí- en fregados judiciales.

Una ficha política (en toda regla) que me venía del régimen anterior, del tardo franquismo, proveniente de los servicios de información del almirante Carrero –y del coronel San Martín, responsable directo de aquello- en las que se me catalogaba de joseantoniano disidente, léase de desafecto al régimen, una ficha que traería cola en mi vida, -y en mi entorno social y familiar, de hijo de militares, nacido y crecido en barrios de casas militares (…)- desde mis tiempos universitarios, y en concreto desde mis servicio militar (en IPS) y que a todas luces me costó –para gran difunto de mi difunto padre- la estrella de alférez (…)

Sin trampa ni cartón, y aquí va de nuevo pues mi pasado (político) en detalle para uso y consumo de lectores curiosos o simplemente interesados en ponerse un poco al tanto de mi trayectoria. Una barrera un tanto invisible que a todas luces me sige separando de algunos de mi generación, afines a mi entonces como hoy lo siguen siendo, y al mismo tiempo esa es la diferencia o el motivo de fondo de nuestras divergencias, porque todas las otras –más o menos aparentes- son sin duda anecdóticas. Ucrania, la franja de Gaza, la corrupción de la “casta”, la problemática de los desahucios –y sus corolarios inevitables de mi opinión sob re los indignados y del 15-M- y sin duda muchas otras que en los últimos meses se habrá puesto bien de manifiesto que analizaba yo de una forma muy distinta (radicalmente divergente) incluso a mis amigos y camaradas (que a si les sigo considerando), no habrán sido sin duda ms que l cortada o e pretexto que me impedía ver la realidad de rente, a saber nuestra discrepancia (fatalmente) irreductible.

Hay no obstante otro tema, u otro motivo de discrepancia que se me antoja mucho más determinante y crucial y decisivo en la medida que habrá marcado (al rojo) mi existencia y un pasado que no pasa tampoco en mí, y es un circunstancia de mi trayectoria que me propulsaría al primer plano en los medios –y me estigmatizaría a la vez no poco- y que arrastro desde entonces, mes pese o no me pese (mucho) lo quiera asumir del todo do no lo quiera, y me estoy refiriendo a mi gesto de tima, y§ por vía de asociación , a la persona y a la figura del papa polaco Juan Pablo II.
Con FE-la Falange, otra de las componentes de la plataforma "La España en marcha" arrastré hasta hace unos meses un contencioso judicial, y fue el juicio de faltas que se siguió -en los juzgados de la Plza de Castilla de Madrid- a raiz de la denuncia que presenté por el insulto infamante -de "travestido"- que se vertió hace dos años contra mí en los foros "Azul Mazhón", hoy desaparecidos y que yo juzgué y sigo juzgando cercanos a a FE-la Falange por más que los dos responsables principales de esta formación lo negaran ante el juez. La sentencia destestimó mi denuncia por razón de prescripicion, no por culpa de retraso en la parte demandante, sino en la marcha misma del procedimiento lo que no me era en absoluto imputable. En la sentencia se daban no obstante  como probados los hechos objeto de mi denuncia, a saber el insulto (de "travestido") y también la identidad del autor material del mismo -obtenido de resultas de una investigación a cargo de la Policía Ciéntífica , que se personó en la audiencia, reconoció los hechos y se declaró simpatizante de FE-La Falange (aunque no miembro del grupo), y del que me reservo el derecho de divulgar la identidad llegado el momento. Decidí no obstante el no recurrir, en una intencionalidad apaciguatoria, en atencion a otras componentes de la Plataforma, Alianza Nacional en concreto de la que me sentía cercano, y que por las razones que sea, decidieron ahora el darme la espalda. Y tomo nota
¿Política y religión esferas radicalmente distintas? En España tal vez no sea el axioma tan evidente y tan simple o simplista como en otros países. Como lo ilustra el que la famosa Norma Programática falangista (el artículo 25) quedaría siempre en nada, o en papel mojado en la política español, y en particular en los medios “afines” a los que aludí más arriba y de los que provengo. Los españoles no seguimos topando con la iglesia hoy como en los tiempos de Cervantes (…)

¿Un gigante Juan Pablo II que derribo él solo el Muro de Berlín y el régimen comunista con el soplo (bucal) del espíritu que se escapa de su boca como nos lo vendieron y nos lo sieguen los medios desde entonces? Si algunos así se lo creen, con su pan se lo coman. Pero es óbice que con postulados asi de principio tan irreductibles, la colaboración o cooperación mutua se presenta un poco difícil, y se propician en cambio la situaciones de ruptura, hasta llegar a precipitarla como me habrá ocurrió a mi ahora.

¿Me estoy enajenando a media España, más aún a una mayoría (abrumadora) de españoles –en teoría y en la práctica- de la confesión (apostólico y romana, y pontifica) que sigue siendo mayoritaria y sin duda abrumadoramente mayoritaria?

Qué le vamos a hacer. No fue yo sino alguien fuera de toda sospecha en los medios a los que aludo el que ensalzó a las minorías inasequibles al desaliento. Y a fe mía que en mi oposición resuelta a lo que la figura del papa Wotyjha representó y sigue representando tanto en religión como en política ni me faltó, ni me falta ni espero que me llegue a faltar en lo sucesivo el aliento.

Un cisma nacional, patriótico, de signo hispano y de auténticos patriotas, la bandera que estoy alzando. Como la alzaron –bajo sus signos nacionales respectivos- Maurras y los nazi fascismos, y que al final tuvieron que arriarla, más o menos (…)  Y por eso perdieron la guerra

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